domingo, 3 de abril de 2011

La bestia

Era cálido su cuero color del ocaso, tenía la amplia y filosa boca abierta y yo me deslizaba detrás de su lengua tan líquida como familiar, como plácido néctar flotaba yo en su halo y me dejaba llevar lejos sobre su arpón de humo. Corría a hurtadillas y furiosa por sobre la ciudad su sombra anfibia, surcando inasible los muros y columnas ya deshechos, fijando sus ojos, casi obsesos, en la ópera de aquella grotesca y blanda sonrisa que desnuda bajo la noche se nos ofrecía.
La bestia alada se adentró aun más hacia los altos cielos negros y retorciéndose, rió como el trueno y se esfumó.

29/03/11

Bla bla bla

La copa desbordaba ya de sí, vaciándose a los cautos ojos que la vieran, danzando ante ellos su velo rubí. Reinaba la hora imperiosa en que al cabo la noche se torna implacable, y tras su paso, allí, a sus pies, la luna trazaba, obediente en su orden el rumbo a cada astro.
Tomé con ambas manos el cristal que en torpe aunque bello derramar se ofrecía. Miré de soslayo la espalda reclinar, y oscura, en su propio haz de espasmo fugaz, vencí mi armadura y bebí, y como si fuese aquel vino añejo en mi boca un antes y un después, el hombre ante mi se limitó a observarme en silencio, cazando de un preciso instante al otro algún que otro gesto develado por sobre mi rostro, plasmando con sus ojos, al azar, algun esbozo de caricia.


29/03/11

Helena

Linaje de madres sin vientre,
Linaje de madres de empapelado gris,
Con betas estrechas y rush de tinta china,
De medias sonrisas, de amor y perecer.

Helena en huesos finos,
Helena y su dolor tras ojos distraídos,
Envueltos, divertidos…
Y siempre fue así,
Tragicómico reloj,
Incesante y hueca voz,
Días y años de huérfana en flor.

Linaje de madres sin vientre,
Con labios fruncidos
Contornos perdidos tras viejos vestidos
Sus manos de hilo,
Su nido perdido,
Sin huellas, ni adornos
Ni brillos ni vos.


7/09/2010