viernes, 22 de noviembre de 2013

Nada nuestro bajo el Sol

Todos y cada uno de tus nombres me duelen en las entrañas, tu boca que grita, tu boca que daña, que escupe veneno; ácido espeso que me corroe la piel. Tus iras, tus mentiras, tus ojos que me encierran bajo la luz, todos tus reflejos no me son mas que dolor. Tus dagas, tus días, tu maldito, maldito puñal!. Todo, todo tu mundo me es una llaga. El gris, el ámbar, el brillo siniestro de tus miradas, el rojo sobre mi pecho, agujas sobre mi. No voy a juzgarte, siquiera voy a nombrarte con la voz, ni seguirte con las manos, nada en absoluto, ni trazo de mi percibirás. Tan solo voy a pasarte de largo, como a cualquier extraño, como a cualquier extraña. Y si por destino te merecí, a vos y a todos tus años, pues bien, aquel tiempo ya murió. Vos no sos mi posteridad, vos no sos parte del amor que soy capaz de dar. Y yo ya no soy parte de tu paisaje. Vos cenizas, vos allá, yo acá. Vos allá, como el humo áspero de una guerra que acabó, yo acá, aprendiendo a respirar del aire fresco.