viernes, 29 de octubre de 2010

Ir

Lentamente, muy de a poco, ire olvidando tus ojos,
tus gestos, y tus manos con la curva de sus dedos,
tu pelo, tu cuerpo en mi cuerpo...

Asi, muy de a poco dejare de buscarte en cada esquina y tras las puertas, hasta casi no verte ni reconocerte, ni a tu olor, ni a tus labios, ni siquiera a tu sonrrisa. De a poco, como las horas que cuentan los viejos relojes de arena; se borra tu mueca, se borra mi espera, se vuelve moneda corriente tu ausencia, el no tenerte, como si hubiese sido asi, sin vos, toda mi vida.

Y hasta que sin ya buscarte en la calle, ni en las horas,
ni en la arena y las sonrrisas, vuelvas todo vos y tuyo en algun sueño, erguido y lleno de vida, y yo sentire en tu precencia la ironia, como un amargo chiste, como burda calcomania de
todo aquello que entre sueños se burla de implacables lejanias, y en esa misma aurora tu destierro se hara trizas,
y volveran en medio de la noche a mirarme de frente tus ojos,
y allí tendre otra vez, tus manos, abiertas y suaves como un lecho solo para mi, y otra vez tu beso y al instante tu mismisimo aliento, tu voz, tu aura, tu austero y punzante reflejo haciendome creerte mio otra vez.

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