Tendido mi cuerpo inerte se pudre,
Y sin mucho mas que hacer
Me pongo a pensar en los dos,
E inmediatamente las palabras
Se tornan acecinas,
Inevitablemente tristes
Me obligan a asumir debilidad.
Grita una extraña amargura
Desde un sobre lleno de letras
Que me hablan desde vos,
Y yo lucho con mis ganas de ceder.
Tan distinta hoy, inmóvil,
A cuando sabía dar amor...
Despojada de mi risa por la angustia
Devoro mi instinto obsesivo
Y espero en la orilla
Tu naufraga estrella.
Algo que diga tu nombre
Pero que no duela tanto como él.
Así al menos podría dejar
De esconderte en los cajones
Junto a esa maldita palabra
Que ambos supimos desgastar
Y que en venganza
No nos dejan ya mas
nuestras bocas pronunciar.
Karin Unfer
Agosto del 2006
lunes, 18 de julio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me encantó Karo, pero mal.
ResponderEliminarSas